Estimados Editores de PATIO, quisiera compartir estas ideas que surgen en respuesta al artículo "Otra Vez - demolición de las casas de Fresnedo", escrito por el Prof. Arq. Pintos y publicado por ustedes hace ya unos días atrás. En si son una expansión a un comentario que hice del mismo, más unas observaciones adicionales que conjuré estos días.
Video Killed the Radio Star
Sinopsis...
Mi intención es fundamentar el anacronismo del set de valores a los que somos sujetos en nuestra disciplina, alguna de las razones de porque las tenemos, exponer las limitaciones a nuestro accionar que supone el perpetuarlas, y por último, una propuesta de basamento ético para nuestro futuro común.
No es mi intención sonar como un Futurista (digamos que ellos no tuvieron un final feliz...), ni un nihilista (creer en nada es nada creíble...), ni un capitalista irrefrenable (...Nicholas $ibille...); eso si, quiero decir que la atención ofrecida al destino de una sola obra nunca es prestada a cuestiones de mayor inmediatez y trascendencia.
Oh-a-a-a oh!...
¿Se acuerdan de los años '80? Lamentablemente, yo también.
No recuerdo la primera vez que ví MTV, pero no recuerdo un mundo sin él. Un mundo que prometía persistente y ubicuo hedonismo, cumplió en brindarnos (a quienes crecimos en tales tiempos de gloria) afinidad hacia el cambio constante, sed de novedad y quizás una margen de atención disminuida. No sólo MTV, sino toda la cultura de medios: música, cine, TV, literatura berreta, hasta los comics, todos echan leña a este fuego que nos consume.
Movernos hacia el futuro sin reconocer este pasado es poco sabio, y no contemplar la posibilidad de una nueva ética, fundada en estos preceptos, en esta banalidad y en este continuo mutar, es no solo ciego, sino imprudente.
Sobre Fresnedo, sinceramente, no tengo problema con que lo derriben. Puede que tenga problema con lo que pongan en su lugar, el cual obviamente será de linaje y de hechuras menos ilustres, pero me niego a alzar sobre un pedestal obra alguna, sea con el fundamento axiológico que sea.
Antes que salgan a encender las antorchas y vengan a por mí, mas vale aclaro: yo digo que en esta vida hay cosas que son sagradas, pero no pasan por lo material. El apego por una obra en particular es fetichismo, idolatría vacua, que en otros contextos sería objeto de abierto desdén.
MTV inauguró su primer transmisión con el video "Video Killed the Radio Star", Pop basura donde lo hubo, el cual en su letra encapsula un mini relato de cambios tecnológicos, valores en mutación, y la irreversibilidad del devenir histórico. ¿Vieron? Se puede extraer sabiduría de los sitios más insospechados.
La sociedad esta en continuo flujo, continuo cambio. ¿Nuestra respuesta a ella? Inventar alguna nueva moda, algún nuevo "ismo". Lejos estamos de la heroicidad que introdujo el Movimiento Moderno, donde sociedad y edificio eran dos fases de un mismo proyecto. Me animaría a decir que desde la posguerra, esta sincronicidad se perdió (a propósito quizás... existía ya prueba de sobra del lado oscuro de las ideologías totalizantes), y caímos en una espiral de endogámica autoindulgencia, viviendo siempre en un castillo en el aire, inconexos no sólo de los gustos de la sociedad, sino también de la comprensión de las fuerzas que la impulsan. Ahora nosotros, soñando ser Imhotep solo llegamos, en el mejor de los casos, a ser Chanel. Y tengo noticias: Dioses no pasan de moda... pero nosotros si.
Otra falencia heredada: la Era Heroica antedicha, habrá sido heroica en intención, pero en la práctica pecó de uno de los males que nos aquejan también hoy: prefirieron imponer una visión discutiblemente arbitraria de la sociedad sobre ella. Hoy, puede que busquemos imponer menos, pero si actuamos y pensamos en función de una visión arbitraria de la sociedad. Mal gente, mal...
El Ídolo...
Puede que no haya otra opción viable, pero la forma en que aprendemos la disciplina de la arquitectura puede que nos este limitando. Se le da un peso extraordinario a ejemplo individual, a la obra paradigmática. La ausencia de una sistematización pedagógica, o mejor dicho, la probable imposibilidad de su existencia, lleva a que la tan anhelada educación a base de "preceptos universales", "grandes verdades", y "sabiduría" decaiga en un powerpoint (o diapositivas, para la Vieja Escuela) con 40 fotos, la mitad de ellas inexplicablemente oscuras, una media docena de geometrales mal escaneados, y medio centenar de alumnos esperando ansiosamente firmar la lista para huir con disimulo.
Y luego, al proyectar se hace un ejercicio de mimetismo. "¿Que estilo llevás?" "¿Que referente tomaste?" "¿En quién estabas pensando?" Diálogos salidos directo de "Project Runway" se convierten en lo que nos gusta creer que es un fiel paralelo a la futura actividad profesional. Todo esto porque nos formamos a base de Ídolos y Fetiches. Frank Lloyd Wright: Ídolo; Casa de la Cascada: Fetiche; Rem: Ídolo; CCTV: Fetiche.
Esto no seria gran drama, excepto por la debilidad que produce: el centrar la atención demasiado en ejemplos paradigmáticos y menos en las razones de su devenir. Más en el objeto, menos en la idea; más en lo material y menos en lo eterno.
Vivimos una existencia encerrados en nuestras propias mentes, y al actuar luego compartimentamos todo, inclusive las ciudades. Mas importante aún, e introduciendo el próximo punto en esta exposición, pensar en Ídolos y objetos Fetiche nos impide pensar en sistemas (no me refiero a sistemas constructivos, duhh!), imposibilita ver el panorama entero de fuerzas que no solo informan nuestro accionar, sino que lo conforman y predisponen.
Tóxica...
Inmobiliarias y Escribanos no son una consecuencia nuestra. Y nosotros no somos una consecuencia de ellos. Lo que si sucede, y es entera responsabilidad de nuestra disciplina, es que mientras el resto del mundo decidió vivir en el mundo real, nosotros decidimos vestirnos de negro y jugar a que somos artistas. Me incluyo. Hasta que llegue el día en que se eduque (o nos tomemos la responsabilidad de educarnos) en la importancia que tiene conocer cómo y porqué funciona el mercado inmobiliario y el paisaje legal que lo sustenta, estaremos siempre relegados a la segunda línea de acción. En vez de luchar contra las burocracias, la estrategia a seguir, por difícil que sea, debería ser el de aprovecharse de sus mismas debilidades y virtudes; el Estado de Derecho tiene como característica fundamental la interacción regulada entre la esfera Pública y la Privada, y es deber del Privado actuar en función y en respuesta al Estado, y viceversa; el tiempo que se gasta llorisqueando sobre que malos que son todos los jerarcas y funcionarios podría usarse para encontrarle la vuelta al asunto. Maduremos.
No, el tema es otro. Y es que nadie (o muy pocos) quieren aceptar el hecho que en un mercado lo que importan son los incentivos, tanto fundamentales (que beneficio puedo sacar, por ejemplo) como normativos (que leyes me impiden o promueven mi accionar). Tirarle el fardo a alguno de la Intendencia, o alguna comisión patrimonial, o lo que sea, nunca va a borrar los incentivos de fondo que llevan a la topadora a la puerta de la casa en cuestión. Un accionar profesional responsable tendría que tomar en cuenta a cabalidad estas cuestiones.
No solo es un tema de jerarquía profesional, sino primero que todo de supervivencia: Fresnedo y su casa, estén o no estén, no me afectarán demasiado (seamos sinceros); el que exista o no una sobreoferta de apartamentos hoy, puede que te deje sin trabajo el año que viene. Nuestra obsesión por la escala humana nos obnubila de la escala social: hay mayores temas en las que centrar la mirada que son críticos de discutir, y sostengo que hay una forma de resolver el dilema de la "Tóxica Mezcla de omnipotencia e impotencia" (sic) que es el ejercicio de la Arquitectura... pero, volvemos a nuestras deficiencias culturales. Sinceridad, por favor: ¿cuántos de ustedes tomaron en serio, y apreciaron como esenciales a su formación, a las Cátedras de Economía y Arquitectura Legal?...
...
Ya me parecía.
Si, primero ignoramos las auténticas "reglas del juego", y después a algunos les inculcamos "la buena Arquitectura" (con A mayúscula, la que no depende del mercado, la que es "culta" y la que es "eterna"... jeje, irónico, no?...), y a los demás (eventualmente) los pasamos igual. Luego, se libera a todos a accionar sobre nuestras ciudades y nuestro patrimonio, ¿y nos sorprende que se actúe como se actúa? Me esta empezando a parecer que si esto (la especulación irrefrenable y la pérdida de patrimonio construido) es realmente un problema, es de nuestra propia autoría y nosotros mismos por nuestro accionar, o falta de él, la propiciamos y propagamos. Así es que, cual Leopold Von Sacher-Masoch (googleenlo chicas y chicos), la profesión hoy cuelga del techo, gimiéndole "Si Señoraaa!" al mercado. Que triste. Que bochornoso.
Los Calientes...
El enojo y la indignación son útiles si se canalizan en acción, y no me refiero exclusivamente en hacer un croquis. Si, es testimonial, demostrativo y tiene valor... para quienes les importa el tema... Los demás, tienen temas más importantes en que centrarse (como, por ejemplo, si Jennifer Aniston tiene o no tiene novio).
No, me refiero a una conciencia propia, un amor propio por nuestra profesión, que nos lleve primero que todo a tomar responsabilidad por nuestras deficiencias. Luego, jerarquizar nuestras ideas y fines: ¿nuestro problema es con la desaparición de un edificio, o con nuestra evanescente relevancia en la conformación de nuestro futuro? ¿Nuestro obsesivo control del objeto, o nuestra total indiferencia hacia el por qué se encarga ese objeto (y cómo se paga)?
Es deber individual de cada Arquitecto y Estudiante el buscar respuestas a estas y muchas otras cuestiones. Buscar conocimiento y anhelar algún nivel de dominio en temas que otrora se han delegado al control de otras ramas del conocimiento; Economía, Finanzas (flash noticioso: no son sinónimos), Sociología, Psicología, Leyes y demás disciplinas de las que dependen el accionar humano y sus incentivos subyacentes. El conocimiento comienza por nosotros mismos, individuos, cuestionándonos nuestro proceder y nuestros motivos: si no nos conocemos nosotros mismo, nunca podremos comprender nuestro conjunto, ni en sueños.
Y no esperar que la Instrucción sea lo que libere nuestras mentes del yugo del accionar cotidiano, sino activamente perseguir la expansión de nuestra conciencia crítica, aún en contradicción de órdenes establecidos; más de una vez me encontré con nociones escleróticas de nuestra posición en la "Pirámide Productiva", siendo mas veces que no oída la frase "los Arquitectos no debería ser quienes consideran la promoción inmobiliaria", o "el Arquitecto se debería limitar a ser contratado por el operador inmobiliario, el promotor, quien es el agente idóneo para tal menester", o, la mas divertida de todas, "pensar en la actividad arquitectónica considerando a la vez la economía de mercado es una falta moral y ética". Todo esto lo escuche, y todo viniendo de Arquitectos!
Tengo más noticias para todos ustedes: estas cuestiones se dan, sin importar cuanto se resista el sector académico a él. Una de las cosas que deberíamos hacer, para empezar, es integrar estas visiones a la Instrucción Profesional, para lograr formarnos con la aptitud suficiente para no ser esclavos de la "tóxica mezcla", sino poder actuar con creatividad, ética y hasta compasión diría en un mercado cada día más dinámico y complejo. En un mundo donde el mañana nunca será igual al ayer.
Un Profesor mío una vez sostuvo la convincente noción de que "la Arquitectura es la mezcla perfecta de arte y ciencia". Yo quiero agregar a esto dos cosas: sabiduría y astucia.
Café Mustio...
Que quede claro: lejos estoy de abogar por un mundo sin historia, o donde lo precedente no tenga peso y primacía. Hoy vivimos en un mundo con más historia que nunca, donde entre todos podemos sostener un sueño pasado y marcar un trazado en común. Simplemente sostengo que la memoria es nuestra guía en el camino, un camino que se hace andando. Detenernos en duelo por cada mojón es engorroso para la sociedad contemporánea, y no se conlleva con el Hoy que nos tocó vivir. Tampoco se enojen conmigo por sostener esta tesis, dado que simplemente canalizo lo que ya debería ser obvio para todos.
Tampoco hago apología del individualismo, o del status quo. El accionar en conjunto es la más poderosa arma de nuestro arsenal intelectual, pero creo que los fines a los cuales ha sido aplicado son estériles o hasta engañosos; podría entrar en una discusión interminable de como los Estados utilizan cuestiones sabidamente controvertidas, como la legalización de las drogas, para citar solo un ejemplo, para distraer la atención popular (de ambos bandos en estas disputas) de males mayores y peligros más inminentes. ¿Por qué escucho tanto sobre un edificio en particular y nada, silencio absoluto, sobre los reportes de "sobre-calentamiento" de la economía nacional? Aprendamos a no dejarnos distraer, y centrarnos en lo que realmente nos amenaza.
Y, con una cuota no menor de hipocresía, puede que lo llegue a ver todo distinto cuando quieran derribar un edificio de mi autoría... o un McDonalds. Pueden servirme frías las papas y mustio el café, pero no hay momento en un McDonalds de Montevideo que no sea un deleite para mi paladar arquitectónico.
Sinceramente
Nicholas Sibille
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