Monday, December 27, 2010

Sean los Orientales (Volumen I)


Anti-Narciso...
(En relación a lo expuesto por el Prof. Arq. Schelotto, acerca de la exhibición de la Nueva Arquitectura Uruguaya NAU-- llevada a cabo por la IAAC, y en vista de lo expuesto por algunos de los textos de la muestra misma, es que planteo los siguientes pensamientos.)

La reflexión nunca es un asunto simple, aún en la metáfora de Narciso. Declarando una obviedad, un espejo generalmente se usa para ver como somos. Sin embargo, pequeño salto intuitivo mediante, sostengo que el espejo puede ayudarnos a ver quienes somos y cómo queremos ser.
Es sólo cuestión de compromiso personal con el cambio y un sentido de responsabilidad hacia el futuro.

El corte sincrónico de la exhibición de la NAU sirve para ver cómo somos. Mi mayor reserva con la NAU no es culpa de la misma, sino en realidad culpa de nuestro medio profesional y académico: la pérdida de una oportunidad única, un momento crucial; la ausencia de pautas, de dirección y sentido hacia el cambio y hacia el futuro.

No debemos depender de "los centros de la cultura hegemónica" para estas pautas. En el futuro, las pautas, para todos, las podemos marcar nosotros.

Sólo se requiere de valentía... e ilustración.

Revolución...
No estoy seguro cuantas veces he escuchado que nuestra arquitectura no tiene foros de debate. Y es verdad.

¿Publicaciones? Si, pero tienden hacia el monólogo, por las limitaciones mismas del medio.

¿Cursos, Talleres? Si, pero cargan con el peso de un objetivo académico práctico (enseñar X cosa, que la gente se vaya creyendo que aprendieron algo, recorriendo una suerte de camino lineal que no admite circuitos abiertos), falta de tiempo y la ocasional ausencia de interés de uno de los interlocutores (les dejo a ustedes decidir cual, según sea el caso).

¿Seminarios y Concursos? Ahí puede que esté más de acuerdo. Sin embargo, los resultados que se logran pocas veces logran un foro de divulgación y debate que les sea digno... ¡cuán irónico y circular puede ser nuestro mundillo!

¿Opinión Pública y Política? Por favor...

¿Será el Internet lo que "salve" a nuestra Cultura Arquitectónica? Hmm... Quién sabe. Pero...

Si hacemos algunas cosas bien, y no nos dejamos estar, puede que de forma indirecta no sólo lo salve, sino que la encienda, que la revolucione. ¿Cuanta revolución? Revolución hasta el punto de liberar a la profesión de las ataduras del ciclo de booms y desplomes de la industria local. Revolución hasta el punto de hacer del diseño una opción laboral viable para todos los arquitectos que deseen cometerse a ella. Revolución hasta el punto de aprovechar nuestra ventaja comparativa más allá de lo regional, y no solo decir presente en la escena global, sino ser quienes marcan la pauta en ella. Revolución hasta el punto de cambiar totalmente el futuro de nuestra profesión. El futuro es desconocido para todos nosotros, y es desatinado y demente pensar que nosotros no lo podemos cambiar.

De donde lo miro yo, hay 5 cosas tienen que hacerse:

  1. Elaboración y fomento de una conciencia crítica, individual y conjunta.
  2. Mayor integración trans-disciplinar.
  3. Creación de un nuevo Instituto dentro de la Facultad de Arquitectura dedicado al vaticinio.
  4. Nuevos mecanismos de apoyo para la actividad profesional emergente.
  5. Transformación en el manejo y desempeño de los gremios y asociaciones profesionales y sectoriales del medio local.  

Los tres primeros son de neto corte académico, los otros dos gravitan entre la esfera pública y privada. Por simplicidad expositiva, hoy me detendré sólo en el primer punto.

Presten atención.

!?...
No se que carajo estoy haciendo aquí. Se da el caso que simultáneamente se exactamente que estoy haciendo aquí, pero no se que carajo estoy haciendo aquí.

¿Ya se están riendo? ¿O, inteligentes como son, presienten de donde viene este delirio? La aparente contradicción es tal solamente si el texto es leído superficialmente, si uno no articula de forma disciplinada y consciente nuestro "ilustre e ilustrado" legado cultural, nuestros conocimientos del idioma (a pesar de las palabras soeces condimentando el camino), y un poco de lógica. Yo se que estoy escribiendo, eso lo se exactamente; pero desconozco cuales serán las consecuencias últimas de este texto y esta idea, por lo tanto no se que carajo estoy haciendo.

Pasado este momento de "Maestro Girafales", nótese que la moraleja es esta: en el "Mercado de las Ideas" (que no solamente engloba lo académico, sino también, cada vez más, el accionar público y el privado, aunque sea meramente como excusa), el éxito de las ideas dependen no sólo de la originalidad, o su bendita "novedad", sino más que nada por la correcta y completa generación de una estructura de palabras y conceptos, de una presentación, articulación y cristalización que el expositor usa para envolver al lector / interlocutor en su mundo.

Y aquí es quizás donde se dé la mayor diferencia entre lo magno, sean Le Corbusier, Koolhaas, o el que prefieran, con lo cotidiano, sea el estudiante, o hasta el profesional me atrevería a decir: la falta de esa cualidad a-estética, ese "Palacio de la Memoria" que es una vertebración conceptual integra.

Coincidiendo con parte de lo subrayado en "La Buena Educación", es demasiado tedio el pensar que una "Memoria Descriptiva" refleje más que un simple requisito de entrega, que sea más que mero resumen, nunca poniendo a la "Idea" por delante de la "Original Creación". No me malinterpreten, no estoy sermoneando: admito que alguna que otra vez en el pasado he caído en esta misma trampa, pero por lo menos tengo la decencia de reconocer que ayudé a perpetuar un modo de accionar estéril, sin futuro más allá de los papelitos de colores. Si, ya sé, por lo menos son lindos y originales papelitos de colores...

La Mala Educación (como contradecir a dos Decanos y a quién sabe a cuantos más)...
Si, estoy de acuerdo con el Arq. Schelotto, la exposición de la NAU puede leerse como muda. Pero, no es por su falta de voz, sino por nuestra falta de oídos. Y si, estoy de acuerdo con el Arq. Scheps, la arquitectura local carece de muchos registros escritos y es "silenciosa". Pero no es por su falta de letras, sino por nuestra falta de ojos.

No hay mayor ciego que el que no quiere ver. Todos somos parte de un sistema que forma a base de la composición formal y (dios quiera!) funcional, dejando la conceptualización más altiva relegada al universo de las memorias escritas (a último momento), filosofía (usada como relleno para las memorias antedichas) y los partidos de Pictionary (me gusta ganar, y la forma más rápida y eficaz es hacer que el contrincante intente dibujar citas y pasajes de Deleuze o Spinoza).

Ahora, casi a la salida, me puedo dar el lujo de decir que el planteo que presentan nuestros planes de estudio no son conducentes hacia la conceptualización abstracta, y mucho menos la autocrítica de esta falla. Lo que es mas desafortunado aún, estoy seguro que todos somos más adeptos a ser consumidores de cultura que generadores de ella, y tengo miedo que no es culpa de nuestro medio, sino de nuestra formación. Consecuentemente, las falencias del medio profesional / productivo en estos respectos (su anemia cultural y total falta de voz discernible en cualquier foro ni debate de ultramar) es, en mi opinión, consecuencia de la formación, y no al revés.

Y no es culpa de los docentes, de ninguna de las cátedras. Sino es, a mi entender, culpa de algo más simple y tratable, que es la débil integración horizontal de las materias. Por ejemplo, una idea que una vez comentó el Arq. Pedro Livni me pareció genial: el cariz práctico de los cursos de Historia y de Teoría debería ser integrada en los cursos de anteproyecto, y no en monografías y cartones que los alumnos ven como chotos ejercicios de recorta y pega (esta última valoración es mía, y no del Arq. Livni). Es una carga adicional quizás para los Talleres, pero lamentablemente son el foro idóneo para practicar la síntesis de conceptos y simular la futura actividad profesional.

¿100?...No... ¿110?...No... ¡140!  = El Método Twitter...
Ya sé que lo que pido es difícil de realizar, y aún más complicado de sostener en el tiempo. Sin embargo, ofrezco otra salida posible. Quizás un tanto indirecto, pero confíen en mi, llega al mismo resultado al final.

Se debería investigar la implementación del concepto de "Elevator Pitch" en los ejercicios de Taller. No digo de cortar la exposición de los trabajos a meros renglones de texto, pero si exigir que se resuma la idea fuerza, la generatriz conceptual, o simplemente un lema que se tuvo en cuenta a priori, y encapsularlo en un formato estándar, conocido por todos, que es el SMS o el "Tweet": un texto, 140 caracteres.

Esto puede sonar un poco extraño e hipócrita a quienes me conocen, y a quienes lean este texto, pero por ejemplo, el meollo de la presente exposición es:

"Fomentar una conciencia crítica hace un bien inconmensurable a nosotros mismos y a la profesión toda. Se logra con disciplina y síntesis."

Quizás consideren más valioso esta sugerencia, y así les sea más cómodo implementarla, si ven / recuerdan otros ejemplos más celebres de lo mismo, para que noten que yo no inventé nada realmente:

"Menos es más"
"La vivienda es una máquina de habitar"
"La arquitectura es la tóxica mezcla de omnipotencia e impotencia"
"El ornamento es delito"
"Sean los Orientales tan ilustrados como valientes" 

Y es aquí donde el internet puede auxiliar en nuestra salvación: publicados los tweets, descontextualizados quizás, pueden resultar mas un diálogo que un monólogo: Por algún lado hay que comenzar, ¿y que mejor que persuadir el surgimiento del auto-análisis y auto-crítica a través de meros 140 caracteres?

También, de una forma poética y tangencial trato aquí la controversia sobre la cantidad de obras que se decidieron exhibir en la NAU. Es verdad que hay ausencias notorias y notables, y decir que sólo 100 obras representan lo que sucede hoy es una decisión arbitraria, aunque lamentablemente necesaria. Sin embargo, yo pondría más énfasis en la tristeza de que con el cúmulo de nuestra cultura arquitectónica sólo se tengan 6 textos para representarla, sea esto por decisión curatorial (en cuyo caso debería darle gracias a dios que por lo menos pusieron 6!) ó por la anorexia ideológica de nuestro medio (en cuyo caso deberíamos entristecernos todos).

Tan Ilustrados...
Lo más importante que puedo decir hoy no es una certeza, sino simplemente conduce hacia una interrogante. Recuerden una cosa: el arte y la industria humana no avanzan debido a certezas, sino a causa de interrogantes no resueltas. ¿Textos de 140 caracteres podrán servir de vehículo para el brotar de una conciencia crítica? No sé, creo que si. ¿La mera propuesta es racionalmente superior o intelectual y moralmente superficial? Yo creo que todo a la vez (lo cual lo haría salvajemente contemporáneo), pero no sé. ¿Será posible que buena parte de nuestra formación conceptual hoy sea a base de la internalización de slogans, y el utilizar "El Método Twitter" sea solamente una explicitación catártica de ello? Hmm... Preocupante, ¿no les parece?

Lo que si sé, es que hay muchas interrogantes y planteos que no se hacen. ¿Será por qué estamos más ocupados en vernos como somos y menos en como queremos ser? Tal vez, no sé.

Merece debate, valentía, y no poca inconformidad de nuestra parte para asegurar que en el porvenir sean los Orientales quienes lleven la voz cantante.

Nicholas Sibille






Thursday, December 16, 2010

Ojo (critica de la critica de la critica)

Editores de Patio, como les va!

Les envío este breve ensayo, en respuesta al texto de la Prof. Arq. Ángela Perdomo que se publico hace unos días atrás. Lo llamo "Ojo". Gracias por la atención y por mantener este foro de discusión.

Ojo

Qué...

Hace un par de navidades atrás, un Papá Noel de Shopping me preguntó: "¿qué querés para Navidad mijito?" A lo cual yo contesté: "quiero ser Charlie Kaufman!" Y ahora, este año, la Navidad se adelanta con este texto, porque me propongo hacer una crítica de la crítica de la crítica... cierro los ojos y casi siento que estoy gateando en el tunel en el piso 13 y ½. Ah, antes de cambiar de tema, que conste que yo no me senté en la falda del Papá Noel.

Para empezar, tengo que aclarar mi posición respecto a la contienda original. Creo, al igual que la Prof. Arq. Perdomo, que se hizo justicia al premiar al proyecto curatorial de "5 Narrativas, 5 Edificios" sobre "El Grand Tour", pero discrepo diametralmente con el porqué, y creo que hubiera sido una idónea representación de nuestra cultura arquitectónica (ya expondré mis razones), si bien el premiado es superior.

Cuando....

El hoy me intriga. Estoy seguro que nos intriga a todos. Conocimientos y cultura están disponibles a solo uno o dos clicks de distancia; en toda la historia de la humanidad, hoy, la era de la información, es la era donde es más fácil ser culto. O, sino, por lo menos parecerlo. Sin embargo...

Nuestra vida en esta sociedad global tiene otras fuerzas, otras generatrices. Mejor dicho, lo que nos forma es muy probable que sea cultura Pop más que la "Cultura", noble e intachable, de la cual aspiraríamos ser parte. Es más, iría más allá aún, y aseguraría que lo que nos constituye como seres sociales en el "Hoy" que nos toca vivir no solo es "Pop", sino que llega a ser "Poop", de lo cual basta una ojeada a la televisión y la música contemporánea para llegar a similar conclusión.

Independiente del hecho de si los cimientos culturales de nuestra sociedad sean berretas o no, el método de propagación de las ideas, y el instrumento de "reproducción social" imperante hoy es, ineludiblemente, la imagen. Estática o en movimiento, útil o irrelevante, la imagen es, en términos quizás demasiados franceses para mi confort, uno de los principales métodos de construcción de identidad e identificación cultural y social. Somos una sociedad global (nos guste o no), y somos una sociedad de imágenes.

Me gusta mirar...

No seremos todos idénticos, y habrán diferencias de país a país, pero en un giro hacia una realidad que tiene mucho mas que deberle a Marshall McLuhan que al Dulce de Leche, tenemos que un día enfrentar la realidad que demuestra que nuestra cultura arquitectónica es generada por la absorción de imágenes. En el mejor de los casos, matizadas y digeridas por conceptos y por ética. En la mayoría de los casos, sublimadas a modo de repertorio, o expresadas a flor de piel bajo los visos de "Buen Gusto", "Equilibrio" o hasta "Factor Wow" (lo que se usa para impresionar, Factor Wow, cuando la gente mira una entrega y dice "Wow!"... se entiende?).

Hace años, pero digo años atrás, antes de que existiera Flickr, Twitter y Facebook, en un mundo joven e inocente, donde "correo" venia en un sobre de papel, los teléfonos tenian una cuerda y la gente sabía que era un cassette (y hay gente joven que no puede comprender estos conceptos), yo tuve un profesor que, luego de un par de copas, proclamaba: "La arquitectura no se enseña, se aprende". Por años pensé que decía eso por no querer laburar, pero con el tiempo llegué a una conclusión similar, pero más general: la sociedad y todas sus sub-culturas son una construcción cultural, generadas en cada individuo, y no se pueden enseñar, sino que se aprenden. Y la cultura arquitectónica no escapa de esta máxima.

La propuesta del Grand Tour es una cristalización de ello, un reconocimiento de que nuestra cultura arquitectónica, al igual que la de todo el resto de los arquitectos del mundo, se funda sobre las mismas referencias culturales y disciplinares, y las absorbemos del mismo modo. La exposición en si es el mensaje (ejem... el medio es el mensaje... eso lo escuché de algún lado...). Y hasta me animaría a defender el uso de las mirillas, o monóculos, dado que llevan a una confrontación a nivel físico con la mayor limitante de la imagen reproducida, el cual es su bi-dimensionalidad, o la eliminación de la profundidad por falta de estereoscopia; cuando leemos una Croquis, tuertos somos todos.

Aparte, el dogma informal de nuestra Facultad, ¿no nos ha estado machacando por décadas del valor que tiene el viaje como instancia formadora, única en el mundo, y que hay que aprovechar sacando más fotos y fumando menos hierbas? ¿Y nos han dicho, de forma más o menos explícita, que la era heroica de nuestra arquitectura nació de una asimilación de los valores estéticos del modernismo restándole la pesada carga teórica y conceptual, dado que hablaban de realidades sociales disímiles a las nuestras?

Y, para no ir más lejos, ¿han visto como se pone la biblioteca los viernes a última hora de la mañana? Despiértense, cuando se larga un esquicio, lo primero que hace la mayoría de los alumnos es correr a las revistas. Mirar es formar. Y mirar hacia afuera es una opción, y una realidad.

Más idóneo aún...

Como dije antes, "5 Narrativas, 5 Edificios" ("5N5E", para este mundo veloz, y propenso a las siglas, de hoy) es a mi juicio claramente superior como exposición de nuestra cultura y nuestra realidad arquitectónica, por tres razones: 1) no necesita un manual de usuarios para entenderse (no es para denigrar el Grand Tour, pero nótese la discrepancia que estoy abordando aquí, no hubiera sucedido si todos estuviéramos viéndolo desde la misma óptica); 2) llega mas hondo, reconociendo y exponiendo a través de sólo 5 tomas de muestra la cualidad análoga a un palimpsesto que encarna nuestra arquitectura, cualidad que muchas veces nos es ajena a nosotros mismos (es más, consideraría eliminar buena parte de la currícula de Historia Nacional, reemplazarlo por 5N5E, y mandar a estudiar el resto a través del ojo crítico que propone, pero me voy por las ramas); 3) 5N5E, si se le presta la atención que merece, no solo es expositivo, sino que es liberador, para nosotros mismos, por las razones que expuse en el punto 2.

(...)

En fin, es lo que quería decir. Gracias a Patio por darnos este ámbito de reflexión y diálogo, y gracias a toda la profesión por ayudar a conformar una realidad tan vibrante y apasionante.

Sinceramente

Nicholas Sibille

Saturday, November 13, 2010

Como evitar una burbuja especulativa


El miércoles se hizo público una inquietud del gobierno. De que las recientes decisiones de la reserva federal Estadounidense traerán una inundación de dinero a las arcas de los bancos locales, con una consiguiente explosión de préstamos para la construcción de inmuebles, llevando casi inexorablemente a una burbuja especulativa ante la cual, según el Observador, "desde el gobierno uruguayo reconocen que es poco lo que se puede hacer" para contrarrestar las circunstancias.
Bueno, primero que todo, no me gusta decir "Lo dije!!!", pero así es (ver emails anteriores, incluyendo "El Lemming', de hace casi un año!). Pero dejando exclamaciones infantiles de lado, esto es serio.
Si a mi me preguntan, lo que estamos presenciando aquí es meramente un sistema que encontró una excusa superficialmente cómoda para justificar sus excesos. Siempre será más fácil culpar a los extranjeros que asumir las responsabilidades propias ante problemas internos, y esto va tanto para el sector público como para el privado. Especialmente para el privado.
Ahora, dejando de lado visiones maquiavélicas y teorías conspiratorias, lo que me concierne hoy es la situación actual, el peligro presente, y la expresión de impotencia de las autoridades.
Escúchenme, porque creo que a estas alturas deberían estar prestando atención.
Hay una forma de controlar la situación, de evitar una burbuja especulativa. Y lo que es mejor, un montón de gente hará mucho dinero en el proceso, y la película así tiene un final feliz.
Lo que se tiene que hacer es implementar en el mercado local la obligación de adquirir una opción financiera, mas específicamente una opción Put, para toda promoción inmobiliaria de mas de X valor (el valor que lo dispongan exactamente los economistas, ese debería ser su trabajo, no?). Para aquellos que se están rascando la cabeza en estos momentos, una opción financiera de estas caracteristicas es en si un contrato que estipula una opción de venta ejecutable por el comprador de la opción en caso de que el precio de el bien que fija en el disminuye por debajo de cierto valor predispuesto, y es una obligación de compra por parte del vendedor de la opción, si la contraparte decide ejecutar. Es como un seguro contra las caídas de valores inmobiliarios, que el promotor o un comitente compra para asegurar que su inversión no se convierta en papelitos de colores.
Lo que sucederá es lo siguiente: estas opciones no son vendidas por cualquier payaso, sino por gente que sabe lo que están haciendo (léase, los Goldman Sachs del mundo; aun a escala Uruguaya hay gente comparablemente capaz y bien ubicada). Estos vendedores de opciones no solo deciden si vender o no, sino que deciden el precio del contrato, valor que se fija de forma análoga al valor de un seguro. Ya que lo que se esta asegurando es contra la caída de valor, el vendedor es quien se preocupa de tomar en cuenta toda variable posible, cada escenario negativo probable, y toda otra consideración que tanto un promotor (impulsado por el ansia de vender) como un banco (impulsado por el ansia de prestar) no tiene la motivación para tomar en cuenta. El vendedor de la opción encarna así la conciencia del mercado, y es quien aplica paños fríos cuando sea necesario, evitando así el descenso hacia una espiral especulativa.
Esta idea no es mía, proviene del Economista Robert Schiller, quien abogo por un sistema similar en EE.UU. antes de su crisis inmobiliaria.
Hasta la forma de implementar este plan hace sentido en situaciones estables. Piensen un momento, y en términos amplios. Si el poder ejecutivo decreta, o se hace ley, la obligatoriedad de esto que planteo, el sector financiero del país se beneficiaria por partida doble: los bancos ganan en estabilidad y en el prestigio derivado del mismo, y los fondos de inversión y toda consultoría que se precie se beneficiará en el mercado primario y secundario de opciones financieras, con el único requisito que hagan su trabajo. Es un sistema auto estable. Los promotores ganan quizás mas aun, ya que pueden garantizar a un comitente un rédito mínimo, aun si viene el fin del mundo para el sector, beneficio que antes nunca pudieron ni siquiera soñar. El gobierno gana en estabilidad financiera, social y productiva, ya que el desequilibrio de recursos actuales (donde el desarrollo inmueble es irrefrenable) tarde o temprano traerá consecuencias negativas, desde inflación, colapso bancario, etc. Y las asociaciones comerciales y profesionales (SAU, APPCU, etc.) se beneficiaran no solo por la estabilidad aquí profesada, sino también a corto plazo por otra razón: para implementar este plan es necesario algo que ahora no tenemos, que es un índice de valores inmuebles confiable. Como ya sabrán, los bienes inmuebles son de los mas difíciles de estimar y avaluar, ya que la información introducida al precio nunca es perfecta ni completa. Para auxiliar el plan y dar una cuota de verificabilidad que se aseguraran, tiene que existir un índice, de múltiples ciudades o hasta barrios, donde la media del valor inmueble sea obvio y aparente para todos, como así también su variabilidad en el tiempo. En EE.UU. se implementó de forma reducida y parcial, encarnado en el Case-Schiller Index, publicado por la Standard & Poor's. 
Uruguay, conformado por un mercado más reducido y homogéneo, encontrará la implementación más fácil de llevar a cabo, y los beneficios más aparentes y obvios.
Como me imagino, ustedes pueden estar, quizás, pensando a donde mandarme, y que palabras coloridas usar para hacerlo. Es un país libre, piensen lo que quieran. Eso si, luego no digan que nadie les dijo que iba a suceder, ni como evitarlo.
Sinceramente
Nicholas Sibille Tift


Tuesday, October 12, 2010

Paparazzi

Una introducción surrealista:

¿Que tienen en común Carlos Ott y Lady Gaga? Ambos usan a los paparazzi para avanzar su carrera.

Ojo, cuando digo pararazzi no me refiero a italianos en vespas, con nikon's, persiguiéndote a 200 por hora hasta el tunel. No. Me refiero a una tendencia de valorizar demasiado la imagen, la exposición mediática. Al culto por la novedad. A los largos 15 minutos de Andy. Al cholulismo. A ese agujero con forma de reconocimiento que muchos arquitectos llevamos dentro.

¿Y que separa al Arq. Ott y a Doña Gaga? Que uno, el arquitecto, es usado por sus clientes (o por lo menos eso parece), y la otra es quien usa a otros (o da la imagen de hacerlo).

Surrealismo de lado, lo que esta en juego aquí, lo que hoy trato de atacar, son las bases mismas de la producción arquitectónica contemporánea (hasta la moderna diría; Le Corbusier no se librará de esta hoy). Las motivaciones ocultas bajo las vestiduras del ejercicio profesional, y como las debilidades del arquitecto son aprovechadas por otros de forma subrepticia. No tengo el objeto simplista y oportunista de quejarme, sino por el contrario, deseo traer a la luz y celebrar nuestra frágil posición en esta sociedad, quemar en la hoguera un mito (que ni nos damos cuenta que tenemos) y festejar al calor de las llamas.


La arquitectura como emblema, como imagen corporativa, puede estar mal. Piénsenlo.

¿Esta no es la misma profesión que inventó el Firmitas, Utilitas y Venustas? Ah, perdón, ese en realidad era un ingeniero; dedicó toda una sección a maquinas y construcciones marciales (siempre para la destrucción se debe pasar por lo firme lo bello y lo útil… quien hubiera dicho!). ¿No era entonces esta la profesión que adoptó la convicción de limpiar las ciudades, de elevarlas del oscuro purgatorio de la temprana era industrial, de reconstruir una existencia digna de vivir luego del candente infierno de dos guerras totales? La Arquitectura sola no puede salvar al mundo; pero tampoco puede quedarse hablando a si misma en una espiral de imágenes y palabras sin más comprobación de la realidad que ver como a la gente "no les gustan nuestras casas", o quizás peor, servir como proveedores de tapas de folletos de inversión. Por ejemplo: "Zonamérica, Venga y conozca el futuro…" con la torre (¿torre?!) Celebra detrás, en toda su magnificente curiosidad de plantas ineficientes. (Me invente la idea de este folleto en particular, pero se que lo van a implementar, es inevitable).

Dejando de lado toda la ya estéril discusión sobre iconografía y el resto de las patadas de los años 60, otra vez me parece que el foco de la discusión está errado. Lo que importa no es si la ciudad o la arquitectura se puede construir como iconografía, ni tampoco que dicen estos iconos. Lo que es de relevancia, lo que no queremos enfrentar, es quien es el que esta hablando con estos iconos, y que malas palabras nos están forzando a decir.

Es más, ahora que leo lo que escribo, la arquitectura como emblema no solo esta mal. Es decadente y depravado. Piénsenlo.


Tanto como se puede ver al mundo en un grano de arena, y la eternidad en una hora, lo que une y separa a estas dos figuras resume la dicotómica lucha dentro de todos nosotros, es síntesis de una realidad oculta. No quiero sonar demasiado hermético, ni hermenéutico, pero solo es de raciocinio y mera muestra de civilización querer conocerse a uno mismo. Y los arquitectos, no tenemos ni idea de quienes somos.

Alfred Adler, fundador la psicología individual (y viejo compinche del mismísimo Sigmund, ya saben cual), resume cristalinamente el peligro que mi intención desea enfrentar, cuando dice que "Cada individuo actúa y sufre de acuerdo a su teleología peculiar, la cual tiene toda la inevitabilidad del destino, siempre y cuando él no la entienda".

Ya sé, es muy posible que después de este texto la gente de Ott y asociados igual me odien; C'est la vie. También sé, y ustedes también saben, que uso a dicho estudio como ejemplo solamente, dado que lo que ilustro no es ni por asomo singular a ellos; es mas, hasta yo mismo trabajo afanosamente hacia el fin de poder lidiar con las mismas fuerzas y enfrentar las mismas condicionantes, de ser y actuar como ellos algún día. ¿Estará mal? ¿Estaré persiguiendo la quimera equivocada? No lo sé. Y no se si alguien me lo puede explicar. El tiempo dirá.

Saludos

Nicholas Sibille Tift