Tuesday, May 31, 2011

Tan Lejos, Tan Cerca

Estimados Editores de PATIO, en referencia al comunicado público de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, es que tengo las siguientes reflexiones. Espero tengan a bien el hacerlas públicas...

 

Tan Lejos, Tan Cerca

 

Distanciados...

De persistir así la forma en que se está encarando la lucha por la Laguna Garzón, será ya una guerra perdida. Una vez más, este es un problema que nace en parte por la complicidad (por negligencia) de quienes tendrían que haber propuesto y habernos convencido con una mejor solución. Aunque yo generalmente tiendo hacia opiniones que justifico con "No, no soy anti-Tierra... soy pro-Terrícola", en este caso creo que si hay una solución mejor, y es innecesario perturbar el paisaje y hábitat de la Laguna Garzón.


Primero que todo, hay que asumir el por qué, luego de tanto ir y venir, al fin se termina la larga gestación de este puente, siendo fundamental esto para procurar una alternativa. Luchar en contra del proyecto de "Las Garzas", impulsado por Eduardo Constantini, en vistas de los antecedentes está condenado antes de empezar. El éxito del desarrollo depende en parte de la existencia de una conexión vial franca entre José Ignacio y Rocha. Con el dinero ya invertido y la cantidad y escala de la rúbrica Oficial asegurada (no sabía yo, pero hasta hay una aprobación de la Presidencia, del 2008, para la creación del consorcio para la realización del puente... huh, "Festejen Uruguayos"...), si el promotor no logra un final feliz (para él), va a enchastrar al país por donde pueda. Y algo de razón tendría en hacerlo, porque no es cuerdo tener un país donde hasta la Presidencia se compromete a algo para luego no cumplirlo. El enorme drama es como puede ser que tantas autoridades se comprometieron a algo así, pero eso es un dilema para otra ocasión. Aparte, uno no puede dejar de admirar la habilidad de Constantini para hacer que las cosas sucedan (algo de lo cual siempre podemos aprender, aunque sea para fines más "saludables").

Nunca me plantee soluciones alternativas al puente, para serles sincero. Siempre me pregunté cuanto tiempo más habría que esperar para que llegara, pero la opción del desarrollo vial "en peine", aplicado en este caso es la solución tan obvia a seguir que es vergonzante el que yo no lo haya considerado antes.

Aparte de no agredir el hábitat de la Laguna, hay otras virtudes (a explotar). Una obviedad, es que la reserva ecológica debería ser un componente más de la oferta turística tanto de Maldonado como de Rocha; no digo para poner un Holiday Inn dentro de él, sino como entidad satélite al circuito turístico actual. Medio es lo que es ahora, pero hecho explícito, y lo más importante, incorporado al Branding de la zona. "Uruguay Natural" no debería ser un oximorón. Es una cuestión no solo ambiental sino de imagen de la Nación: deberíamos ser coherentes en nuestra proyección al mundo, solo así nos respetaran a largo plazo. Eso todos ustedes ya lo saben.

Distancia/Tiempo...

El problema fundamental es que "Las Garzas" busca conformar un desarrollo que de raíz tiene un aspecto esquizofrénico: estar en José Ignacio, pero sin estar en él. Tener las ventajas (ese ambiente, ese faro, ese glamour), pero evitar las desventajas (esos suelos de precio astronómico, esos terrenos minúsculos, esas limitantes urbanísticas); la solución a tal dilema es simple y difícil de contradecir: desarrollo satélite, en Rocha, con conexión vial rápida a José Ignacio vía la Ruta 10. Único problema es que la Ruta 10 se corta, y de ahí el puente.

 
Considerando todo esto, es inevitable pensar que se conformará una conexión vial franca entre el conurbano Punta del Este-José Ignacio con la franja costera de Rocha de una forma u otra. El tema es que encarnación toma.

 

En mi opinión, se tendría que hacer lobby para reacondicionar el tramo de unos 10km de la ruta 104, la que se extiende hacia el norte desde José Ignacio hasta la ruta 9, y unos 20km después trazar una nueva ruta que conecte la 9 y la 10.

El recorrido extra (10 km hacia el norte, 10km hacia el sur) se recorre en menos de 15 minutos (a velocidad reglamentaria); se demora mas en recorrer la distancia entre Manantiales y el Puente de La Barra! (en horas pico, obviamente).

Otra ventaja: habilitaría una alternativa de acceso a las zonas al este de La Barra para quienes vienen de Montevideo y de Buenos Aires. La ruta 104 como está hoy no puede cumplir con este rol (es difícil manejar un Porsche por 10 km de camino de tierra... no lo sé por experiencia, pero me gustaría un día averiguarlo).

 

Y viceversa. Habilitar un acceso alternativo para la Península de Punta del Este para los habitantes de las inmediaciones de José Ignacio, para evitar el cuello de botella que supone La Barra.

 

¿Cómo pagar por todo esto? No sé, no estoy seguro. ¿Cuánto tiempo tomaría? Tampoco sé, no soy Ingeniero Vial. ¿Es viable? Me gusta pensar que si, pero faltan datos.   

 

3 Palabras Mágicas...

Encima de las ventajas anteriores, hay otra. No estoy seguro de la condición jurídica de los terrenos adyacentes a la actual ruta 104, y menos que menos de la nueva ruta que propongo, pero—intentando jugar al juego bajo sus propias reglas—estoy seguro que todo operador, y todo Jerarca que se precie, conoce las virtudes y el poder místico de estas tres palabras: "Terreno Potencialmente Urbanizable". Elaborando un tanto más sobre esto en particular, solo puedo citar a Charly García, "Say No More".

 

Tiempo...
La SAU no debería estar gastando el tiempo en cartas abiertas y demás gestos que a nadie le importa. Si quieren hacer algo, deberían estar escribiéndole a Eduardo Constantini directamente. Porque él encontrará (posiblemente) de interés no solo evitar cualquier daño a la imagen de su desarrollo o empresa—recordemos, todo el mundo quiere ser "Green", y la responsabilidad social corporativa es casi una nueva religión (lo único mejor que ser bueno es parecerlo)—, sino también encontrará de interés el desarrollo de las áreas periféricas a su emprendimiento y que se asegure la conexión con José Ignacio—de no ser así, no estaría impulsando el puente para empezar—. Y, en mi opinión, él es el actor del cual dependen las opiniones de los demás que le dan la razón, aunque puede que yo sea injusto al decir tal cosa.

 

No sé si queda del todo clara mi posición: para evitar un mal, hay que reconocer cual es su razón de ser, y combatir eso, no el mal en sí. Se necesita llegar fácil desde Rocha (y sus terrenos accequibles) hasta José Ignacio, entonces en vez de tozudamente negarse a que se haga un puente y nada más, se tendría que presentar una alternativa viable y conveniente para todas las partes (el re-acondicionamiento de la 104 y la nueva ruta en Rocha), y encontrar la forma de que a los "intereses creados" les interese (valga la redundancia) la alternativa de acción planteada.

 

Ojalá la SAU, o alguien, haya ya pensado en todo esto y tengan el camino allanado.

 

Saludos Cordiales

 

Nicholas Sibille
 

 

Sunday, May 29, 2011

Video Killed the Radio Star


Estimados Editores de PATIO, quisiera compartir estas ideas que surgen en respuesta al artículo "Otra Vez - demolición de las casas de Fresnedo", escrito por el Prof. Arq. Pintos y publicado por ustedes hace ya unos días atrás. En si son una expansión a un comentario que hice del mismo, más unas observaciones adicionales que conjuré estos días.

Video Killed the Radio Star

Sinopsis...
Mi intención es fundamentar el anacronismo del set de valores a los que somos sujetos en nuestra disciplina, alguna de las razones de porque las tenemos, exponer las limitaciones a nuestro accionar que supone el perpetuarlas, y por último, una propuesta de basamento ético para nuestro futuro común.

No es mi intención sonar como un Futurista (digamos que ellos no tuvieron un final feliz...), ni un nihilista (creer en nada es nada creíble...), ni un capitalista irrefrenable (...Nicholas $ibille...); eso si, quiero decir que la atención ofrecida al destino de una sola obra nunca es prestada a cuestiones de mayor inmediatez y trascendencia.

Oh-a-a-a oh!...
¿Se acuerdan de los años '80? Lamentablemente, yo también.

No recuerdo la primera vez que ví MTV, pero no recuerdo un mundo sin él. Un mundo que prometía persistente y ubicuo hedonismo, cumplió en brindarnos (a quienes crecimos en tales tiempos de gloria) afinidad hacia el cambio constante, sed de novedad y quizás una margen de atención disminuida. No sólo MTV, sino toda la cultura de medios: música, cine, TV, literatura berreta, hasta los comics, todos echan leña a este fuego que nos consume.
Movernos hacia el futuro sin reconocer este pasado es poco sabio, y no contemplar la posibilidad de una nueva ética, fundada en estos preceptos, en esta banalidad y en este continuo mutar, es no solo ciego, sino imprudente.

Sobre Fresnedo, sinceramente, no tengo problema con que lo derriben. Puede que tenga problema con lo que pongan en su lugar, el cual obviamente será de linaje y de hechuras menos ilustres, pero me niego a alzar sobre un pedestal obra alguna, sea con el fundamento axiológico que sea.

Antes que salgan a encender las antorchas y vengan a por mí, mas vale aclaro: yo digo que en esta vida hay cosas que son sagradas, pero no pasan por lo material. El apego por una obra en particular es fetichismo, idolatría vacua, que en otros contextos sería objeto de abierto desdén.

MTV inauguró su primer transmisión con el video "Video Killed the Radio Star", Pop basura donde lo hubo, el cual en su letra encapsula un mini relato de cambios tecnológicos, valores en mutación, y la irreversibilidad del devenir histórico. ¿Vieron? Se puede extraer sabiduría de los sitios más insospechados.

La sociedad esta en continuo flujo, continuo cambio. ¿Nuestra respuesta a ella? Inventar alguna nueva moda, algún nuevo "ismo". Lejos estamos de la heroicidad que introdujo el Movimiento Moderno, donde sociedad y edificio eran dos fases de un mismo proyecto. Me animaría a decir que desde la posguerra, esta sincronicidad se perdió (a propósito quizás... existía ya prueba de sobra del lado oscuro de las ideologías totalizantes), y caímos en una espiral de endogámica autoindulgencia, viviendo siempre en un castillo en el aire, inconexos no sólo de los gustos de la sociedad, sino también de la comprensión de las fuerzas que la impulsan. Ahora nosotros, soñando ser Imhotep solo llegamos, en el mejor de los casos, a ser Chanel. Y tengo noticias: Dioses no pasan de moda... pero nosotros si.

Otra falencia heredada: la Era Heroica antedicha, habrá sido heroica en intención, pero en la práctica pecó de uno de los males que nos aquejan también hoy: prefirieron imponer una visión discutiblemente arbitraria de la sociedad sobre ella. Hoy, puede que busquemos imponer menos, pero si actuamos y pensamos en función de una visión arbitraria de la sociedad. Mal gente, mal...

El Ídolo...
Puede que no haya otra opción viable, pero la forma en que aprendemos la disciplina de la arquitectura puede que nos este limitando. Se le da un peso extraordinario a ejemplo individual, a la obra paradigmática. La ausencia de una sistematización pedagógica, o mejor dicho, la probable imposibilidad de su existencia, lleva a que la tan anhelada educación a base de "preceptos universales", "grandes verdades", y "sabiduría" decaiga en un powerpoint (o diapositivas, para la Vieja Escuela) con 40 fotos, la mitad de ellas inexplicablemente oscuras, una media docena de geometrales mal escaneados, y medio centenar de alumnos esperando ansiosamente firmar la lista para huir con disimulo.

Y luego, al proyectar se hace un ejercicio de mimetismo. "¿Que estilo llevás?" "¿Que referente tomaste?" "¿En quién estabas pensando?" Diálogos salidos directo de "Project Runway" se convierten en lo que nos gusta creer que es un fiel paralelo a la futura actividad profesional. Todo esto porque nos formamos a base de Ídolos y Fetiches. Frank Lloyd Wright: Ídolo; Casa de la Cascada: Fetiche; Rem: Ídolo; CCTV: Fetiche.

Esto no seria gran drama, excepto por la debilidad que produce: el centrar la atención demasiado en ejemplos paradigmáticos y menos en las razones de su devenir. Más en el objeto, menos en la idea; más en lo material y menos en lo eterno.

Vivimos una existencia encerrados en nuestras propias mentes, y al actuar luego compartimentamos todo, inclusive las ciudades. Mas importante aún, e introduciendo el próximo punto en esta exposición, pensar en Ídolos y objetos Fetiche nos impide pensar en sistemas (no me refiero a sistemas constructivos, duhh!), imposibilita ver el panorama entero de fuerzas que no solo informan nuestro accionar, sino que lo conforman y predisponen.

Tóxica...
Inmobiliarias y Escribanos no son una consecuencia nuestra. Y nosotros no somos una consecuencia de ellos. Lo que si sucede, y es entera responsabilidad de nuestra disciplina, es que mientras el resto del mundo decidió vivir en el mundo real, nosotros decidimos vestirnos de negro y jugar a que somos artistas. Me incluyo. Hasta que llegue el día en que se eduque (o nos tomemos la responsabilidad de educarnos) en la importancia que tiene conocer cómo y porqué funciona el mercado inmobiliario y el paisaje legal que lo sustenta, estaremos siempre relegados a la segunda línea de acción. En vez de luchar contra las burocracias, la estrategia a seguir, por difícil que sea, debería ser el de aprovecharse de sus mismas debilidades y virtudes; el Estado de Derecho tiene como característica fundamental la interacción regulada entre la esfera Pública y la Privada, y es deber del Privado actuar en función y en respuesta al Estado, y viceversa; el tiempo que se gasta llorisqueando sobre que malos que son todos los jerarcas y funcionarios podría usarse para encontrarle la vuelta al asunto. Maduremos.

No, el tema es otro. Y es que nadie (o muy pocos) quieren aceptar el hecho que en un mercado lo que importan son los incentivos, tanto fundamentales (que beneficio puedo sacar, por ejemplo) como normativos (que leyes me impiden o promueven mi accionar). Tirarle el fardo a alguno de la Intendencia, o alguna comisión patrimonial, o lo que sea, nunca va a borrar los incentivos de fondo que llevan a la topadora a la puerta de la casa en cuestión. Un accionar profesional responsable tendría que tomar en cuenta a cabalidad estas cuestiones.

No solo es un tema de jerarquía profesional, sino primero que todo de supervivencia: Fresnedo y su casa, estén o no estén, no me afectarán demasiado (seamos sinceros); el que exista o no una sobreoferta de apartamentos hoy, puede que te deje sin trabajo el año que viene. Nuestra obsesión por la escala humana nos obnubila de la escala social: hay mayores temas en las que centrar la mirada que son críticos de discutir, y sostengo que hay una forma de resolver el dilema de la "Tóxica Mezcla de omnipotencia e impotencia" (sic) que es el ejercicio de la Arquitectura... pero, volvemos a nuestras deficiencias culturales. Sinceridad, por favor: ¿cuántos de ustedes tomaron en serio, y apreciaron como esenciales a su formación, a las Cátedras de Economía y Arquitectura Legal?...
...
Ya me parecía.

Si, primero ignoramos las auténticas "reglas del juego", y después a algunos les inculcamos "la buena Arquitectura" (con A mayúscula, la que no depende del mercado, la que es "culta" y la que es "eterna"... jeje, irónico, no?...), y a los demás (eventualmente) los pasamos igual. Luego, se libera a todos a accionar sobre nuestras ciudades y nuestro patrimonio, ¿y nos sorprende que se actúe como se actúa? Me esta empezando a parecer que si esto (la especulación irrefrenable y la pérdida de patrimonio construido) es realmente un problema, es de nuestra propia autoría y nosotros mismos por nuestro accionar, o falta de él, la propiciamos y propagamos. Así es que, cual Leopold Von Sacher-Masoch (googleenlo chicas y chicos), la profesión hoy cuelga del techo, gimiéndole "Si Señoraaa!" al mercado. Que triste. Que bochornoso.
     
Los Calientes...
El enojo y la indignación son útiles si se canalizan en acción, y no me refiero exclusivamente en hacer un croquis. Si, es testimonial, demostrativo y tiene valor... para quienes les importa el tema... Los demás, tienen temas más importantes en que centrarse (como, por ejemplo, si Jennifer Aniston tiene o no tiene novio).

No, me refiero a una conciencia propia, un amor propio por nuestra profesión, que nos lleve primero que todo a tomar responsabilidad por nuestras deficiencias. Luego, jerarquizar nuestras ideas y fines: ¿nuestro problema es con la desaparición de un edificio, o con nuestra evanescente relevancia en la conformación de nuestro futuro? ¿Nuestro obsesivo control del objeto, o nuestra total indiferencia hacia el por qué se encarga ese objeto (y cómo se paga)?

Es deber individual de cada Arquitecto y Estudiante el buscar respuestas a estas y muchas otras cuestiones. Buscar conocimiento y anhelar algún nivel de dominio en temas que otrora se han delegado al control de otras ramas del conocimiento; Economía, Finanzas (flash noticioso: no son sinónimos), Sociología, Psicología, Leyes y demás disciplinas de las que dependen el accionar humano y sus incentivos subyacentes. El conocimiento comienza por nosotros mismos, individuos, cuestionándonos nuestro proceder y nuestros motivos: si no nos conocemos nosotros mismo, nunca podremos comprender nuestro conjunto, ni en sueños.

Y no esperar que la Instrucción sea lo que libere nuestras mentes del yugo del accionar cotidiano, sino activamente perseguir la expansión de nuestra conciencia crítica, aún en contradicción de órdenes establecidos; más de una vez me encontré con nociones escleróticas de nuestra posición en la "Pirámide Productiva", siendo mas veces que no oída la frase "los Arquitectos no debería ser quienes consideran la promoción inmobiliaria", o "el Arquitecto se debería limitar a ser contratado por el operador inmobiliario, el promotor, quien es el agente idóneo para tal menester", o, la mas divertida de todas, "pensar en la actividad arquitectónica considerando a la vez la economía de mercado es una falta moral y ética". Todo esto lo escuche, y todo viniendo de Arquitectos!

Tengo más noticias para todos ustedes: estas cuestiones se dan, sin importar cuanto se resista el sector académico a él. Una de las cosas que deberíamos hacer, para empezar, es integrar estas visiones a la Instrucción Profesional, para lograr formarnos con la aptitud suficiente para no ser esclavos de la "tóxica mezcla", sino poder actuar con creatividad, ética y hasta compasión diría en un mercado cada día más dinámico y complejo. En un mundo donde el mañana nunca será igual al ayer.

Un Profesor mío una vez sostuvo la convincente noción de que "la Arquitectura es la mezcla perfecta de arte y ciencia". Yo quiero agregar a esto dos cosas: sabiduría y astucia.

Café Mustio...
Que quede claro: lejos estoy de abogar por un mundo sin historia, o donde lo precedente no tenga peso y primacía. Hoy vivimos en un mundo con más historia que nunca, donde entre todos podemos sostener un sueño pasado y marcar un trazado en común. Simplemente sostengo que la memoria es nuestra guía en el camino, un camino que se hace andando. Detenernos en duelo por cada mojón es engorroso para la sociedad contemporánea, y no se conlleva con el Hoy que nos tocó vivir. Tampoco se enojen conmigo por sostener esta tesis, dado que simplemente canalizo lo que ya debería ser obvio para todos.

Tampoco hago apología del individualismo, o del status quo. El accionar en conjunto es la más poderosa arma de nuestro arsenal intelectual, pero creo que los fines a los cuales ha sido aplicado son estériles o hasta engañosos; podría entrar en una discusión interminable de como los Estados utilizan cuestiones sabidamente controvertidas, como la legalización de las drogas, para citar solo un ejemplo, para distraer la atención popular (de ambos bandos en estas disputas) de males mayores y peligros más inminentes. ¿Por qué escucho tanto sobre un edificio en particular y nada, silencio absoluto, sobre los reportes de "sobre-calentamiento" de la economía nacional? Aprendamos a no dejarnos distraer, y centrarnos en lo que realmente nos amenaza.
  
Y, con una cuota no menor de hipocresía, puede que lo llegue a ver todo distinto cuando quieran derribar un edificio de mi autoría... o un McDonalds. Pueden servirme frías las papas y mustio el café, pero no hay momento en un McDonalds de Montevideo que no sea un deleite para mi paladar arquitectónico.

Sinceramente

Nicholas Sibille